El suicidio en Chile: un problema de salud pública urgente
El suicidio es una de las principales causas de muerte a nivel mundial y Chile no es la excepción. En los últimos años, el país ha registrado un aumento preocupante en las tasas de suicidio, especialmente entre los adolescentes y adultos jóvenes, lo que lo convierte en un desafío prioritario para la salud pública.
Situación actual en Chile
En Chile, la tasa de suicidio se ha mantenido alta en comparación con otros países de la región. Según cifras recientes del Ministerio de Salud (MINSAL), cerca de 1,800 personas se quitan la vida cada año en Chile, con una tasa que ronda los 9.3 suicidios por cada 100,000 habitantes. Aunque este número ha fluctuado en las últimas décadas, el impacto social y emocional sigue siendo devastador.
Particularmente preocupante es el aumento del suicidio en adolescentes y jóvenes. Entre los 15 y 29 años, el suicidio es la segunda causa de muerte en Chile desde hace ya varios años, lo que refleja la vulnerabilidad de este tramo etario ante factores como la presión académica, bullying, uso excesivo de redes sociales y problemas de salud mental no tratados, entre otros.
Factores de riesgo y señales de alarma
Existen múltiples factores de riesgo que pueden desencadenar conductas suicidas, entre ellos:
- Problemas de salud mental como la depresión, ansiedad y trastornos de personalidad sin supervisión médica..
- Experiencias de abuso físico, emocional o sexual durante la infancia o adolescencia.
- Situaciones de crisis económica o social, como el desempleo, la pobreza o la deuda.
- Dificultades interpersonales, como rupturas amorosas, conflictos familiares o falta de amistades.
Señales de alarma que no deben ignorarse:
- Cambios drásticos en el comportamiento.
- Aislamiento social.
- Expresiones verbales de desesperanza o ganas de “desaparecer”.
- Autolesiones o conductas autodestructivas.
La importancia de la prevención
El suicidio es potencialmente prevenible, y en Chile se han implementado varias iniciativas para reducir su incidencia. El Programa Nacional de Prevención del Suicidio del MINSAL busca fortalecer la atención primaria de salud en la identificación temprana de conductas suicidas y mejorar la capacitación de profesionales para intervenirlo de manera efectiva. Además, se están promoviendo campañas educativas para reducir el estigma en torno a la salud mental con dirección a poner el suicidio como tema abrodable en contextos escolares, académicos y familiares.
Sin embargo, estas medidas aún no son suficientes. La falta de acceso a servicios de salud mental, especialmente en zonas rurales y marginadas -que conforman gran parte del territorio nacional-, sigue siendo un gran obstáculo para la prevención efectiva. Es fundamental invertir en más recursos, mejorar la formación de profesionales de la salud y fortalecer el apoyo comunitario al respecto .
¿Qué podemos hacer como sociedad?
Como sociedad, es crucial generar espacios de diálogo abiertos donde las personas puedan hablar sobre sus emociones sin temor a ser juzgadas. La educación en salud mental desde la infancia y la adolescencia es clave para equipar a las personas con herramientas de autocuidado y resiliencia. Además, es vital el acompañamiento de profesores, familias y amigos para detectar señales de alerta y saber cómo intervenir o, en otra instancia, a quién acudir si alguien necesita ayuda.
Esperamos que quienes consulten este breve artículo encuentren en él alguna utilidad. Desde todo el equipo de profesionales Neurocupa queremos recordarles que estamos disponibles a escucharles y ayudarles. Si conoces a alguien que está pasando por un momento difícil y sea susceptible a considerar el suicidio como opción, aliéntalo a buscar ayuda.